DETERIORO
Y DAÑO DEL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO
El caso
del Cerro Colorado, provincia de Córdoba
El patrimonio
arqueológico en la Argentina
se enfrenta actualmente a numerosos problemas de daños y deterioros causados
por diferentes agentes naturales y humanos.
El cerro Colorado,
en la provincia de Córdoba, no está ajeno a esta gran problemática ya que ha
sido objeto de vandalismo y desgaste natural, producto de una falta de control
y gestión adecuada por parte de la comunidad del lugar y del estado provincial
y nacional.
Fue declarado
Reserva por decreto del provincial 2.821 del año 1992. abarca una
superficie de 3.000
hectáreas de tierras privadas. Se trata de una Reserva
que encierra una gran singularidad basada en sus característicos cerros
rojizos, sus bosques relictuales de mato y el valor arqueológico de las pictografías
que adornan sus aleros y cuevas de areniscas. Por tal razón, fue declarado
Monumento Histórico Nacional por decreto 881 del año 1961 y Parque
Arqueológico y Natural por decreto ley 4.861-B del año 1957.
El territorio fue
habitado por pueblos indígenas que utilizaron los aleros y abrigos rocosos como
expresión de sus actividades mágico-religiosas. En los cerros Colorado,
Veladero e Intihuasi, los aborígenes pintaron y grabaron más de 35.000 motivos
en las paredes, techos y bases de los aleros y paredones. Con trazos finos o
gruesos, con líneas continuas o discontinuas, ejecutaron figuras humanas y
animales, diseños abstractos y
geométricos. De las rocas obtenían la materia prima para los colores: el
sulfato de calcio para el blanco, el óxido de hierro para el rojo, la
pirolusita para el negro; las grasas de animales y el agua proveían el
aglutinante, mientras los dedos y los pinceles fabricados a tales efectos eran
los instrumentos para aplicar los colores sobre las rocas. (la voz del
interior, 2006).
Las principales causas de daño y deterioro de
este sitio con arte rupestre están dadas por dos agentes: naturales y humanos;
dentro de los primeros encontramos a factores como el agua que actúa provocando
exfoliación, desprendimientos y acreciones. También están presentes los
factores biológicos como líquenes y algas, aves e insectos. La incidencia solar
y el fuego son otros factores al igual que el viento que provocan deterioro y
desgaste en el lugar. El vandalismo es el principal factor humano que provoca
danos muchas veces irreversibles en estos sitios. Éstos son provocados por los
mismos pobladores, turistas y científicos. Muchos de estos danos son
intencionales (graffiti, tizado, desprendimientos, sustracción,
humedecimientos) y otros no intencionales (roces y destrucción por
desconocimiento).
Este patrimonio cultural y arqueológico debe ser tratado con sumo cuidado
y racionalidad, mediante la formulación de proyectos de investigación turística
que tiendan a lograr la
conservación y protección de éstos y así evitar su deterioro y daño.
Es evidente que en
este yacimiento arqueológico falta una política organizativa más enérgica y
comprometedora ya que se trata de un sitio de importancia cultural e histórica
que debe estar mejor atendido por aquellos que tienen la obligación de hacerlo,
tanto por los funcionarios de la repartición específica como los mismos pobladores
del lugar. Por otro lado, el gobierno provincial y nacional deberían aportar en
su presupuesto el dinero para revalorizar este yacimiento arqueológico, y
entender que este esfuerzo no es un gasto más, sino una inteligente inversión y
estando relacionada con el turismo tiene un rápido retorno.